En su Memorial, informe y manifiesto, publicado en 1646, fray Buenaventura Salinas y Córdova defendió su nombramiento como comisario general de la orden franciscana en la Nueva España señalando que su cargo había sido impugnado por el mero hecho de ser criollo. Unos años antes, en 1619, una “pobre esclava china” llegó a territorio novohispano, donde con el auspicio de los jesuitas tomó el nombre de Caterina de San Juan; el poder de sus rezos y las constantes batallas que sostenía en contra del demonio salvaron del purgatorio a miles de almas lo que la convirtió en la beata más venerada de Puebla. Parecería que lo único que une la defensa de fray Buenaventura con la santidad de Caterina es la época y el lugar. Sin embargo, David A. Brading desentraña un vínculo de lo más significativo a través de los nueve artículos reunidos en esta obra, en los que aborda temas como el culto a la Virgen de Guadalupe, el desarrollo de los colegios franciscanos y los orígenes del patriotismo criollo.
Colección: Historia
Formato: 14 x 21 cm cm., 311 pp.
Primera edición: 2015
Última edición: