El problema de la conciencia humana ha acompañado muchas de las reflexiones más profundas en todos los ámbitos del conocimiento en las últimas décadas. Basándose en estudios del cerebro y en una minuciosa investigación de testimonios arqueológicos, el psicólogo Julian Jaynes nos muestra que los pueblos antiguos, desde los de Egipto y Mesopotamia hasta los de Perú y la península de Yucatán, no podían "pensar" como lo hacemos nosotros, pues sus procesos mentales se basaban en una forma distinta de conciencia. Incapaces de introspección, experimentaban alucinaciones auditivas -voces de dioses- que, procedentes del hemisferio derecho del cerebro, les indicaban lo que debían hacer en circunstancias nuevas, deprimentes o en situaciones consecuentes del propio entorno social. La conciencia, tal como la interpretamos en nuestros días, no proviene de la evolución animal sino que es un proceso aprendido y consolidado durante los últimos tres mil años de evolución. De acuerdo con Jaynes, somos herederos de una civilización que se forjó en torno a una mentalidad alucinatoria, vinculada al cataclisma y a la catástrofe, que produjo un pensamiento religioso, histórico y cognoscitivo bien determinado. La hipótesis de Jaynes ha exigido entonces una reinterpretación revolucionaria del pensamiento histórico en todos los ámbitos, así como nuevas consideraciones sobre el comportamiento de la humanidad en su vinculación con esa Antigüedad poco menos que desconocida.
Colección: Psicología, psiquiatría y psicoanálisis
Formato: 16,5 x 23 cm., 431 pp.
Primera edición: 1987
Última edición: 2009