Fecha:
29/11/2014
Hermes, dios de los viajeros y creador de la lira, quizás, haya guiado los pasos José Máximo Leza porque en sus primeras líneas de la introducción indica al lector que escribir cualquier historia es siempre emprender un viaje incierto a un país extraño. No es insólito pensar, pues, en palabras de Máximo Leza, que este viaje musical sea, también, un bello canto de exaltación que alienta al lector a conocer y aprehender un modo de hacer música que transformó aspectos muy profundos en la composición e interpretación musical de aquella época.
El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar el cuarto volumen de su extraordinaria obra divulgativa <em>Historia de la Música en España e Hispanoamérica</em>, dedicado al siglo XVIII.
Acompañado por Miguel Ángel Marín, Álvaro Torrente, Juan José Carreras y Leonardo Waisman, José Máximo Leza, director del Doctorado en Musicología de la Universidad de Salamanca, ordena, con rigor y arte, la compleja construcción musical del territorio temporal dominado por un cambio dinástico: el final de la dinastía de los Habsburgo y la llegada al trono español de la dinastía de los Borbones. Su nueva política territorial, muy especialmente relacionada con Hispanoamérica, consistió en promover la explotación colonial para que las colonias fueran más rentables, incrementando el control administrativo de los territorios americanos. Waisman, que es un narrador con temperamento, se refiere <em>in extenso</em> al tratamiento de la actividad musical de los grupos indígenas limitados a su relación con la cultura de raíz europea.
Con los más heterogéneos materiales y con una voluntad de equilibrar la realidad musical del siglo de las luces, Leza analiza la cultura de la Ilustración, la actividad musical de la Capilla Real y la Real Cámara -dentro de la literatura de la música de cámara-, el encuentro de la tradición italiana y española, como también Álvaro Torrente nos habla de la modernización instrumental o la interesante aportación de Juan José Carreras que documenta la cantata española, la imprenta y la esfera pública.
Los cambios de esta transformación se sucedieron con agilidad a causa de la intervención de la corte: se produjo la italianización de la música sacra – recordemos que España se convirtió en uno de los centros de la ópera italiana -, se produjo el establecimiento de una sonoridad instrumental moderna y se avanzó con cambios substanciales en el sistema tonal.
Con Fernando VI (muy aficionado a la música), aparece ante un público conservador, en el sentido estricto del término, una de las iniciativas operísticas más importantes de la época, gestionadas por Carlo Broschi, conocido como <em>Farinelli</em>. El matrimonio del monarca español con Bárbara de Braganza, alumna de Doménico Scarlatti, favoreció, sin duda, la oferta musical en Madrid.
Tras el ascenso al trono de Carlos IV, la música de cámara gozaría de una mayor estabilidad. La música, que se seguía interpretando en las iglesias y en la corte, alcanzó, a través de la música de cámara, uno de los puntos álgidos de la vida musical madrileña.
El prestigioso profesor, titular de la Universidad de la Rioja, Miguel Ángel Marín, es autor de ocho capítulos dedicados a la música instrumental. A lo largo de sus profundos estudios, Marín analiza el surgimiento del cuarteto con las destacables aportaciones de Luigi Boccherini y Gaetano Brunetti que proporcionaron modelos compositivos e innovaciones técnicas de un valor incalculable. Así como la consolidación de la sonata con las obras del sevillano Manuel Blasco de Nebra, la influencia del clasicismo vienés en España y el mercado de la música (el comercio de partituras e instrumentos).
Con el capítulo dedicado a “La música en la América española”, Leonardo Waisman, investigador del CONICET (el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina), expone las especificidades americanas, como la organización de las capillas musicales, la inestabilidad de los salarios de los músicos, el descontento del criollismo y muchas ambigüedades provocadas por un feroz colonialismo. Waisman recupera los rasgos de la actividad musical y pone de relieve la maestría de los compositores americanos.
La música de la España del siglo XVIII nos recuerda que la victoria del espíritu siempre atraviesa escollos y mezquindades. Quizás por esto, la hace más cautivadora.

http://sonograma.org/suplement-de-llibres/historia-de-la-musica-en-espana-e-hispanoamerica-vol-4/

Acerca del autor:
Carme Miró
Sonograma Magazine

Acerca del libro:
Historia de la música en España e Hispanoamérica. Volumen 4
José Máximo Leza