Fecha:
04/05/2015
La enigmática personalidad de Buñuel y su cinematografía siguen suscitando interés y continúan desvelándose claves de su obra. Un nuevo libro sobre su figura lo firma Javier Herrera, quien durante más de una década estudió y custodió el archivo personal del cineasta de Calanda depositado en la Filmoteca de España después de que su familia lo vendiera al Ministerio de Cultura a finales del siglo pasado. La obra, titulada ‘Luis Buñuel en su archivo. De Los olvidados a Viridiana’ y editada por Fondo de Cultura Económica, está basada en los recortes de periódicos, cartas, libros y papeles que el calandino guardaba, clasificaba y sobre los que hacía anotaciones. A través de ellos, según el autor, «se desnuda» el cineasta como «una persona más cercana a la cultura popular que a la élite» y con su «prurito narcisista», lo que le llevaba a estar muy atento a lo que se escribía y decía sobre él, pese a su «aparente actitud desdeñosa» hacia las críticas.

Javier Herrera es doctor en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid y desde 1999 vivió entre los ficheros y carpetas de Buñuel, primero en el Museo Reina Sofía y luego en la Filmoteca Española, como funcionario del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios. En este trabajo, cuenta, quiere huir de «la vía hagiográfica» que tiende a «beatificar y santificar al objeto de estudio», y aborda al cineasta desde la pretendida objetividad que le confieren los documentos que atesoró y que revelan su forma de pensar y ser.

El núcleo central lo conforman 18 capítulos, cada uno de los cuales dedica a uno de los filmes que rodó en su etapa mexicana entre ‘Los olvidados’ (1950) y ‘Viridiana’ (1961), dos de sus obras maestras indiscutibles (prescinde de las dos primeras, que fueron ‘Gran Casino’ y ‘El gran calavera’). Sigue el orden establecido por el propio creador en su carpeta de rodaje y el grueso de la información son, en su gran mayoría, recortes de prensa. Herrera maneja 1.975 referencias, de las que estudia y transcribe con especial detenimiento las 481 que llevan alguna señal o marca de lectura. Para el autor se trata de una obra «abierta», susceptible de generar a partir del voluminoso material que aporta (el libro tiene 470 páginas) otros trabajos buñuelianos.

Juan Herrera saca sus propias conclusiones y presenta a un Buñuel que «era un lector de sí mismo» y que «creó una pose, la imagen que le interesaba dar, a partir de lo que decían de él, como un caparazón protector». Tenía obsesión por los recopilatorios, llevaba un listado de todos sus premios y un cuaderno (‘Libro de los muertos’) en el que anotaba por orden alfabético los amigos que fallecían.

Otra perspectiva novedosa que aporta es «el interés que tenía Buñuel por triunfar sobre todo en Estados Unidos». Muestra de ello es un artículo, hasta ahora inédito, que él mismo escribió sobre ‘Los olvidados’ y publicó en 1952 en una revista neoyorquina. «Es tremendamente revelador, ya en el título dice de sí mismo que se ha vuelto sensato», cuenta Herrera. Una idea que también se ve reforzada por las versiones «censuradas» de otro sobre ‘Viridiana’ en el ‘New York Times’. De sus notas a mano también se trasluce la importancia que tenía para Buñuel su cinta ‘Ensayo de un crimen’.

Herrera saca a la luz textos y cartas hasta ahora desconocidas, como la dirigida a un diario mexicano para corregir que su película no lideraba el escalafón de las más vistas. Asimismo analiza de forma detallada las dos críticas que más interesaron a Buñuel, algo que se puede deducir por la cantidad de observaciones y signos que realiza en las mismas: la de Bazin sobre ‘Los olvidados’ en el periódico ‘Esprit’, y la de García Riera sobre ‘Nazarín’ en ‘México en la Cultura’.

Este investigador adelanta que en dos próximos volúmenes abarcará la primera etapa surrealista de Buñuel y sus últimos trabajos. Y es que el universal calandino genera una bibliografía incesante.

 

Acerca del autor:
Soledad Campo
Heraldo de Aragón

Acerca del libro:
Luis Buñuel en su archivo
Javier Herrera