A partir de imágenes primordiales, Eduardo Hurtado configura el mundo. Nos invita a un porvenir aéreo, donde todo se conjuga en concordancias de tierra y cielo. Lo llano, desanudado sutilmente en sus versos, se destila en cada palabra, para hacernos ver "con el asombro que las cosas elementales nos dejan". De esta manera, todo tiene cabida en los poemas de Hurtado: el sueño, el fútbol o el sonido de las campanas de la iglesia.
Utilizar las palabras de todos los días para tratar de explorar situaciones, experiencias que colindan con lo indecible. Se trata de que ese lenguaje un poco gastado por el uso, un poco acostumbrado al pragmatismo, al buenas tardes, al qué me vende, al cuánto es, de repente puede entrar a una región completamente distinta que es la del misterio, la de aquello que no sabe uno muy bien como se dice. Eduardo Hurtado dijo que se asume cada vez más como un seductor que sólo le da voz a las cosas o situaciones y son ellas las que se expresan. Se trata de detenernos y mirar con atención aquello que la mayor parte del tiempo ignoramos. En Casi nada Eduardo Hurtado ha buscado acercarse cada vez más a la poesía como un ejercicio que ocurre desde una zona de ignorancia, una zona de silencio como lo hacía César Vallejo, como lo hacía San Juan de la Cruz. Se refiere al amor, a la pérdida, al paisaje y a los deseos, habla igualmente del ex-futbolista brasileño (inaudible), que de una mesa o del agua. Recorrer cada día el mismo espacio; playa o jardín, pradera o barrio hasta volverlo real, hasta inventarlo, nos dice Eduardo Hurtado.read
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Colección: Poesía
Formato: 12 x 21 cm., 99 pp.
Primera edición: 2011
Última edición: 2011