El cine (y sus códigos para representar la realidad), los clásicos (y su imaginario trasplantado al mundo contemporáneo), los sueños (y la cartografía que lo onírico es capaz de superponer a lo diurno para trascenderlo), el mar (olas, barcos, faros y cuerpos salitrosos como metáforas del deseo y de la libertad), la intertextualidad como herramienta para definirse mejor usando palabras ajenas (las de Safo, Garcilaso, Cernuda o Gil de Biedma), los anuncios (un vivero de intuiciones de gran carga expresiva): la poesía de Aurora Luque es una celebración de la vida y una invitación a gozarla de manera apasionada e inteligente. Luz incandescente en un mundo en tinieblas. Pura médula de lo que el ser humano es o debería ser.
FRUTA DEL DÍA
Tienes que vivir vidas. No la tuya,
no solo la acordada,
también las aledañas, las pospuestas,
las previas, las futuras.
Las quiero todas ya,
recolectadas,
a punto de morder, de
entrar en la boca,
de ablandarse en la lengua.
En esa cesta hay uvas esenciales,
cerezas infantiles,
húmedas fresas que
prometen bosques,
ese sabor a verde ciruela del verano
y una pulpa dorada,
inmasticable.
Cómete ya tu propio
cerebro fatigado:
es la fruta del día.
Colección: Poesía
Formato: 15 x 23 cm., 190 pp.
Primera edición: 2014
Última edición: 2014