Poeta viajero, Alberto Blanco reinterpreta la tradición naturalista que, bajo fórmulas científicas y asombros de travesías, a lo largo de los siglos se dedicó a escribir el prodigio de paisajes desconocidos encerrados en cada uno de sus hallazgos –las plantas en primer término–.
Los trazos minimalistas de la pintora Sandra Pani, en una mancuerna artística que trae a la memoria la expedición de Von Langsdorff y Rugendas por tierras americanas, com-plementan este jardín de metáforas, que parecen mostrar cada fracción del mundo desde un gabinete de curiosidades.
Colección: Tezontle
Formato: 14 x 16 cm., 112 pp.
Primera edición: 2014
Última edición: