A mediados del siglo xix en Europa parecía que los principales peligros provocados por condiciones climáticas adversas eran una cuestión del pasado. El aumento de la producción agrícola y la importación de cereales permitieron a las naciones almacenar granos con mayor facilidad e imaginar que no se repetirían las terribles hambrunas provocadas por las sequías, los largos inviernos o las lluvias abundantes. Ese momento marca el final de la pequeña edad de hielo, periodo frío iniciado cinco siglos antes y caracterizado por temperaturas frescas y crecimiento de los glaciares alpinos. Comenzó entonces el calentamiento gradual de nuestro planeta, que se incrementó peligrosamente por el efecto invernadero. En el verano de 2003 la amenaza del clima volvió a ser parte de la vida cotidiana, cuando una ola de calor en Europa segó la vida de 15000 personas tan solo en Francia.
Colección: Historia
Formato: 17 x 23 cm., 1087 pp.
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