Bertín Bracho quería ser encantador de serpientes. Así que, con el dinero que recibió al vender su regalo de cumpleaños, se compró una víbora pinta, a la cual llamó Pingo. Pero Pingo no es una víbora cualquiera, pertenecía a un mago que la había extraviado de camino a un embrujamiento.
Colección: A la orilla del viento (infantiles)
Formato: 19 x 15 cm., 67 pp.
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