A mediados del siglo XVIII surgió en la vieja Europa una corriente de pensamiento que se reflejó en todas las actividades del ser humano: el romanticismo. Si bien es cierto que era una corriente literaria, ello no impidió que se extendiera a otros campos, como la moral o la política. Originalmente surgió en Inglaterra y Alemania, desde donde se propagó a Francia, Italia y todo el continente; sin embargo, fueron las dos primeras naciones las que mostraron un vivo interés por retornar a los orígenes del nacionalismo y el alma popular, valorando lo folclórico y la expresión del pueblo.
También fue importante la valoración de lo individual, como una reacción contra el racionalismo totalizador: si la Ilustración proponía una tendencia universalizante que buscaba leyes válidas para todas las sociedades, sin importar su localización, clima y tradiciones, lo románticos pugnaban por enaltecer lo que de particular hay entre un hombre y otro o entre un pueblo y otro.
Profundamente interesado en la idea de nación, Federico Chabod la considera, además de consustancial al romanticismo, resultado de la conciliación de dos factores: uno naturalista (clima y geografía del lugar donde se ha nacido) y otro de voluntad humana (historia, tradición, etc.). Ambos se manifiestan por medio del amor a la libertad (como un bien al que se aspira y por el que se lucha o como un elemento más del propio pasado y la propia tradición): cada pueblo tiene un alma propia y también, por consiguiente, el derecho a expresarla.std test kits
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Colección: Breviarios
Formato: 10,5 x 17 cm., 237 pp.
Primera edición: 1987
Última edición: 1987