Toda gran obra literaria termina por representar un género en sí misma. Tal es el caso del trabajo poético de Gerardo Deniz: leerlo es respirar el aire fino de los alumbramientos. Renovador extremo de la dicción hispánica, esforzado labrador de disonancias perfectas, minero capaz de hallar un gesto poético donde no había una veta visible, Deniz encarna el suelo que Walter Benjamin acariciaba para sus célebres traducciones al alemán de los poemas de Baudelaire: presionar la sintaxis de cada verso al extremo de lograr un brinco semántico; resignificar a la lengua, volver a empezar. Lo más interesante es que, al parecer, el poeta no planeaba nada de esto. Lo que él hubiera querido era descomponer sustancias en su laboratorio químico y quejarse un poco y de vez en cuando sobre lo que encontraba irritante, escribir un catálogo de buenas invectivas. El genio de la interrupción que lo habita terminó por levantar el edificio de 'Erdera': descompuso la sustancia verbal del mundo y puso otra en su lugar. Ningún destino literario podría ser más paradójico: a fuerza de apostar por lo menor en poesía acabó transformándose en un poeta mayor.cialis trial coupon
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Adrede (1970) 9
Gatuperio (1978) 91
Enroque (1986) 159
Picos pardos (1987) 213
Grosso modo (1988) 265
Mundonuevos (1991) 341
Amor y oxidente (1991) 369
Op. cit. (1992) 419
Ton y son (1996) 449
Letritus (1996) 493
Fosa escéptica (2000) 517
... (2000) 555
Cubiertos de una piel (2002) 565
Semifusas (2004) 589
Cuatronarices. Bothrops asper (2005) 661i cheated on my husband
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Colección: Letras mexicanas
Formato: 16,5 x 23 cm., 727 pp.
Primera edición: 2005
Última edición: 2005