Fecha:
08/05/2013
Como muchos otros lectores, conocí a Oliver Jeffers a través de El increíble niño comelibros. Después vinieron ¿Cómo atrapar una estrella?, Perdido y encontrado,De vuelta a casa o El misterioso caso del oso. Me faltan muchos otros, pero todo llegará. Lo que me llamó la atención y sigue gustándome mucho en Jeffers es su facilidad para escribir historias sencillas y directas, que se ven ampliadas gracias a la relación que las pocas palabras establecen con las ilustraciones. Creo que con El increíble niño comelibros esto lo consiguió de un modo mucho más sugerente que en sus dos obras precedentes y que a partir de ese momento, no ha dejado de experimentar con la composición y las posibilidades que le ofrece el formato. A la espera de leer todos los que me quedan, éste sigue siendo mi libro preferido de Jeffers.
El autor australiano-irlandés aseguraba en una entrevista que tuvo algunos problemas para lograr convencer a su editor de la publicación de El increíble niño comelibros: “con este libro corría el riesgo de perder a mi público, pero sabía que quería hacer otro tipo de libro, no quedarme estancado en el género emotivo. Es un libro diferente por el contenido y por el estilo. Tuve que convencer a mi editor de correr el riesgo conmigo (…). El libro fue seleccionado en blogs de grafistas y vendido en librerías de arte y además, muchos niños me dijeron que era su libro preferido... Encontrarme con un pie en cada mundo fue algo de lo que estoy muy orgulloso”.
Y es que El increíble niño comelibros viene con advertencia incluida: “Por favor NO intente comerse este libro en casa”. Algo que resulta un poco menos extraño cuando el lector descubre que en las últimas páginas y en la contracubierta falta un trozo del libro, debido a lo que parece ser un mordisco. La ilustración de la cubierta nos muestra quién puede haberlo dado...
El protagonista de esta historia, Enrique, adora devorar libros, y no en sentido figurado. El pequeño empieza, por error, a comerse una palabra, a lo que le sigue una frase, un párrafo, una página… hasta que finalmente ¡se come un libro entero! Después su voracidad no tendrá fin y llegará a darse atracones de libros, como si de un pequeño Quijote moderno y literal se tratase. Enrique descubre que con cada nuevo libro que come y de forma inexplicable, su conocimiento va en aumento y que su nueva dieta puede convertirlo en el niño más listo del mundo. Aunque, su barriga y su cerebro empiezan a resentirse de tanta literatura, diccionarios, libros de cálculo, almanaques, atlas y otros volúmenes pesados, y las cosas empiezan a ponerse muy, pero que muy complicadas…
Las coloristas ilustraciones y sus personajes de grandes narices y extremidades flacuchas siguen las huellas de sus anteriores trabajos (¿Cómo atrapar una estrella? y Perdido y encontrado), pero las acuarelas que caracterizaban esas obras se ven aquí substituidas por el uso del acrílico, la técnica de la pintura industrial y el collage, hecho a partir depáginas de viejos libros, mapas, libretas, páginas milimetradas, etc. Esta mezcolanza de técnicas y materiales es necesaria para plasmar la fragmentación y eljuego con el lector, que puede ir descubriendo lo que pueden ser pequeñas historias en los fondos de página, o ir captando juegos de lenguaje-ilustración como la del “fish and chips” que devora Enrique en una de las imágenes.
La lectura del álbum es muy dinámica gracias a la composición de las páginas. Ayudado por los diferentes soportes, Jeffers crea fondos de página muy variados que ayudan al lector a focalizar la mirada y aportan un ritmo ágil, en consonancia con el lenguaje simple y directo del texto. De este modo, vamos pasando de las pequeñas viñetas, enmarcadas gracias a la separación de los diversos soportes, a ilustraciones a fondo perdido, que piden un mayor reposo de la mirada. Es el caso de esta doble página, en la que los diferentes soportes y la complementariedad de las tonalidades guían al lector en su lectura.
El hecho de que cada doble página sea completamente diferente a la anterior aumenta esa sensación de agilidad. Este cambio constante, también se percibe a través de lastipografías, de las tonalidades y de la iluminación de las imágenes, que varían según las necesidades de la historia. Este uso de la tipografía para diferenciar los diferentes textos que aparecen en las páginas (unos con significado y otros con valor gráfico) y de las tonalidades para expresar estados de ánimo podemos verlo en dos dobles páginas consecutivas. En la primera el narrador todavía nos está contando las increíbles proezas de las que es capaz Enrique.
En la siguiente, los tonos verdes se oscurecen y la paleta llega hasta el gris oscuro para exponer el momento en que las cosas empiezan a complicarse. Las pesadillas que atormentan a Enrique aparecen en la parte más oscura de la página y la habitación de Enrique, a media luz, parece tenebrosa. Su carita pasa de un anaranjado saludable a un verdoso enfermizo...
A partir de ese momento, las palabras empiezan a mezclarse en su estómago y en su cerebro y el revoltijo impedirá a Enrique incluso hablar. Así que al poco tiempo decide dejar de comer libros y descubre que le encanta LEER y que todavía está en sus manos ser la persona más lista del mundo, aunque necesite más tiempo... ¡Una sencilla y genial conclusión! Y es que con Enrique, muchos pequeños lectores descubrirán lo fascinante que puede ser adentrarse en las páginas de un libro e incluso decidirse a seguir sus pasos e iniciar una dieta a base de brócoli, mucho más digestiva…
Los fondos, la manera de insertarlos en las páginas, las tipografías o la textura elegida para las páginas interiores, todo reenvía a la fisicidad del papel y del objeto libro. Esta sensación aumenta en la última página cuando la frase que concluye la historia parece inacabada debido al mordisco con el que nos habíamos topado al principio. De este modo la historia queda abierta y un elemento aparentemente peritextual se convierte en parte importante de la historia.
Evelyn Arizpe, en su artículo “Este libro va de libros: los libros-álbum y la cultura del conocimiento metaliterario” aparecido en el libro editado por el Banco del Libro de Venezuela y el grupo de investigación GRETEL, Cruce de miradas: nuevas aproximaciones al libro-álbum, expone su investigación en torno a la lectura con niños de dos álbumes: El increíble niño comelibros de Oliver jeffers y Traction man is Here! De Mini Grey. Es interesante leer las reacciones de los niños a la lectura de las diferentes páginas y ver cómo descodifican algunas de las trampas y juegos con el lenguaje, no sin problemas... ¡Un artículo muy recomendable!
Aunque el libro puede contarse a niños muy pequeños, que se divertirán con los colores y las acciones surrealistas de Enrique y comprenderán lo que podríamos llamar la moraleja, Arizpe nos deja ver que incluso a los diez años, los niños no entienden los juegos que el autor hace con el lenguaje y con los collages. Para descodificarlo es necesario un lector más leído, que tenga los referentes necesarios para poder reír con las bromas y leer en los márgenes.
http://lacoleccionista-libroalbum.blogspot.com.es/2013/05/el-increible-nino-comelibros.html
prescription coupons
go discount prescription drug cards
medical abortion cost
equigold.it different types of abortion pill