Fecha:
22/12/2016
Como anticipo de la celebración de los cien años del nacimiento de Gloria Fuertes, llega esta edición especial de sus cincuenta mejores cuentos con cubiertas flexibles, papel satinado, cinta separadora e ilustraciones en color a cargo nada menos que de diez ilustradores. Especialmente creados para contar en voz alta, destacan: “Chin Cha Te”, “El pez llorón”, “El espantapájaros” o “La paloma y el tanque”. Un libro idóneo para lectores de más de ocho años, que puede completarse con Versos fritos (Mi abuela es un hada), “cuentos cortos escritos en verso”, según su autora, en la misma editorial.
Otro centenario, celebrado este año, es el de Roald Dahl, a quien se puede conmemorar con Agu Trot. Es la historia de un jubilado que consigue el amor de su vecina gracias al truco de leer una fórmula al revés (agu trot es el palíndromo de tortuga). Eterno canto a la imaginación
y prueba de que la capacidad de enamorarse no conoce edades.
Para cerrar el año cervantino resulta recomendable El gran libro del Quijote niño, del que son autores Carlos Reviejo, Elvira Menéndez y José María Álvarez. La historia, que comparte todos los géneros literarios, es una buena oportunidad para introducirse de manera ficticia en la infancia de Don Quijote y de los niños de su tiempo. Las ilustraciones en color de Margarita Menéndez y Mikel Valverde reflejan muy bien la época, contribuyendo por si mismas a resaltar una edición muy cuidada, en cubiertas de cartoné, idónea para lectores
de más de nueve años.
También se ajusta a ese perfil de edad Sé que estás allí, de Lidia Carrera de Sosas, en Edelvives. Historia en 33 capítulos sobre un tema tan actual como el acoso escolar. Muy bien perfiladas las características de cada uno de los protagonistas: el cinismo y cobardía del acosador, la indecisión del acosado, la incredulidad de los adultos, la indiferencia de compañeros…Y con un final feliz gracias a la valentía de la encargada del bar del Instituto.
Un cuadro de Mondrian confeccionado a base de un rectángulo amarillo, dos rectángulos azules, un cuadrado rojo y varias tiras negras, se aburría de no hacer nada. Así que el cuadro rojo saltó de lo enmarcado con la intención de ser un cíclope. Es el argumento de El cuadro de Mondrian quiere ser cíclope, cuento de Violeta Monreal que incluye un minitaller con sencillas propuestas para nuevas creaciones con la obra de Mondrian.
Mi gran imaginario, de Yayo Kawamura, es un libro en gran formato que puede clasificarse como un diccionario ilustrado. Son más de 200 definiciones y su correspondiente ilustración agrupado todo en diez apartados: Muchos animales, Muchos vehículos, Muchos profesionales, Las cuatro estaciones, Todo lo que hay en el campo… y una doble página que sirve de resumen con “Todo lo que he visto”. El objetivo es iniciarse en el conocimiento del mundo circundante y favorecer el dominio del lenguaje.
El título de Todos hacemos caca excitará la curiosidad del lector en un relato que finaliza de manera muy evidente con algo que es universal. Este libro de Taro Gomi, editado por Blackie Books, resuelve con frases sencillas y un cuerpo de letra muy adecuado los interrogantes del descomer en el reino animal. Orientado a lectores a partir de diez años, está ilustrado con sencillas acuarelas sobre fondos de diferentes texturas.
Para lectores de la misma edad, Anaya edita Max y Moritz y otras nueve historias, de Wilhelm Busch. Se trata de un clásico de la literatura infantil alemana, que comienza con las aventuras de los traviesos hermanos Max y Moritz, con una moraleja final. Y también la de los hermanos Paul y Peter que salvan a los perritos Plisch y Plum, que a su vez son rescatados de sus travesuras. Todas ellas están relatadas en pareados con una excelente traducción de la asturiana afincada en Alemania Mercedes Neuschäfer, y con expresivas ilustraciones en blanco y negro de autor.
Pensando en lectores más pequeños, llega a las librerías El día que los crayones regresaron a casa (Fondo de Cultura Económica), de Drew Daywalt. Es la continuación de El día que los crayones renunciaron, la historia de doce lápices de ceras que no están contentos con el uso que de ellos hace su propietario. En este caso, los crayones olvidados, perdidos o estropeados por Duncan, le escriben postales desde diferentes lugares diciéndole que desean regresar. Cada postal, en letra manuscrita, lleva el color de los crayones, y las ilustraciones son trazos muy esquemáticos y sencillos.
Y ahora dos recomendaciones para primeros lectores. El grúfalo, de Julia Donaldson (Bruño) es un libro- juego con un troquelado que permite al lector manipular la marioneta de un terrible animal, siguiendo los miedos de los protagonistas: zorro, búho y serpiente… salvo el astuto ratón que es el que consigue asustar al monstruo.
En Perros y gatos bajo la lupa de los científicos, Antonio Fischetti nos introduce de manera amena y rigurosa en el mundo de las mascotas. Son trece capítulos orientados al conocimiento de los dos mejores amigos del hombre. Cada descripción va acompañada de una creativa, nítida y simpática ilustración en color a toda página, que sin duda hará sonreír y meditar al lector.
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