Fecha:
08/11/2017
Como un itinerario poético y biográfico compuesto de muchas estaciones, trazado por Pablo Neruda y Eulogio Suárez define en su prólogo Mario Valdovinos el volumen Neruda total que publica el Fondo de Cultura Económica
Una biografía del poeta y de su obra, un libro sobre los libros de Pablo Neruda, elaborado a lo largo de diez años y que cuenta ya con una larga trayectoria editorial, con seis ediciones desde que apareció por primera vez en Grecia en 1987, con unas palabras previas de Yannis Ritzos y con un título que no es el actual, aunque daba una buena muestra de su contenido: Cuarenta y nueve pequeñas historias de cuarenta y nueve grandes libros de Pablo Neruda.
Cada capítulo se organiza según una estructura binaria –La pequeña historia y Comentario– en la que se abordan las circunstancias que rodean el proceso de elaboración de cada libro y se hace un comentario sobre el valor literario y el núcleo de sentido de esos cuarenta y nueve títulos, publicados en vida del poeta o póstumos.
Entre el precoz Crepusculario y el final El mar y las campanas, la obra poética de Neruda es una muestra de hallazgos y destellos constantes, una evidencia del poderío verbal de quien poseía el don de la palabra y lo combinó con una desbordante capacidad visionaria para dar lugar a las imágenes potentes y perturbadoras que sostienen su mundo poético
Y en ese itinerario se suceden la sentimentalidad adolescente de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, la explosión liberadora de las Residencias, la apertura a la poesía civil de España en el corazón, el segundo descubrimiento de América que es el Canto General, la recuperación del intimismo en Los versos del capitán, que inician una tercera época marcada por el tono menor que se prolonga en la exploración de lo humilde cotidiano y su elevación metafórica en las Odas elementales, en los Cien sonetos de amor, en el Memorial de Isla Negra o en el espléndido y poco conocido Las manos del día.
La poesía torrencial de Neruda está llena de inevitables altibajos que coexisten con una constante ambición expresiva. A esa indisimulable irregularidad se refería Juan Ramón Jiménez cuando lo llamó, con más lucidez crítica que ímpetu descalificador gran mal poeta.
En torno a esa obra larga y honda, a esa poesía caudalosa que celebra la palabra, la naturaleza y el amor o denuncia a los repetidos chacales de la historia de América y de España. Eulogio Suárez habla de la inexplicable peripecia editorial que sufrió Residencia en la Tierra, durante seis años en busca de editor, del rechazo de Revista de Occidente, de la impresión que le produjo a Neruda el suicidio de un joven chileno con un ejemplar de Residencia al lado; de la angustia, el vacío y el ánimo atormentado que está en su raíz y en la superficie de su controlado superrealismo.
Destacan en estas páginas el estudio pormenorizado del Canto General, “quizá la obra con más pretensiones de Pablo Neruda”, “concebido para ser el gran poema épico de América”; el comentario de Los versos del capitán, “un extraño libro de amor” o el análisis de la composición del póstumo El mar y las campanas, uno de sus libros más intensos, escrito “pocos días antes de su muerte y con plena conciencia del inevitable final.”
Encajando piezas y haciendo convivir biografía y literatura, versos y prosas, poemas y cartas, artículos, entrevistas y conferencias de Neruda, Eulogio Suárez da una idea honda y global de la rebeldía adolescente del poeta, de su viaje a través de la noche de las Residencias, de su decisiva experiencia oriental, de sus años españoles y sus clandestinidades, de sus exilios y sus retornos, de sus melancolías y sus batallas, de su fulgor y su muerte.
Por eso este Neruda total, que cartografía el vasto territorio de la poesía del chileno, es a la vez una muestra antológica y una invitación a la lectura del poeta, una nueva ocasión de comprobar que leer su obra es una manera de explorar la realidad y el lenguaje a una nueva luz: la de su palabra torrencial y su mirada apasionada.
La palabra y la mirada de quien descubre el mundo a través de la poesía:
Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.
(...)
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.
Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.
Fuente:
http://santosdominguez.blogspot.com.es/2017/11/neruda-total.html