Fecha:
27/03/2018
Este libro es fruto de una de las reuniones científicas organizadas por Red Columnaria que coordina José Javier Ruiz Ibáñez desde la Universidad de Murcia. En él se indaga en la virtud como idea fundamental en el pensamiento y la práctica política de los siglos de la Edad Moderna. La vinculación de la política con las virtudes morales, influencia de la filosofía clásica, fue dominante en el pensamiento político durante mucho tiempo. Idea de origen aristotélico, el fin del gobierno debía ser promover la virtud; tema de máxima actualidad en nuestros días, el de la necesidad de moralización de la práctica del gobierno. Sería ingenuo creer que entre el siglo XVI y el XVIII los valores virtuosos ataban a las personas con más fuerza que en otros, ya que, en muchas ocasiones, los comportamientos diarios contrastaban con los modelos ideales. También se persigue, en esta obra, demostrar que había diversos modelos de virtud y que estos evolucionaron desde posiciones paterno-patriarcales a otras mucho más utilitarias, alejadas de lo puramente espiritual. En este volumen se reúnen trabajos de dos parcelas del gobierno. Los primeros seis capítulos se refieren a aspectos económicos. Así, David Alonso nos muestra cómo, durante el reinado de Felipe II, se vuelven a consentir las prerrogativas del monarca para imponer nuevos impuestos, aunque sin dejar de lado la negociación política con las élites. Alberto Marcos indaga sobre los intentos por mejorar la situación económica de los castellanos, puesto que era necesario socorrerlos ante el deterioro de la misma. Juan Francisco Pardo nos ilustra sobre cómo el Consejo Real valenciano gobernaba el Patrimonio Real. Teresa Canet aporta las ideas de Tomás Cerdán de Tallada, que parecían demasiado radicales para la mentalidad de la época. Dentro de los aspectos económicos también, pero pasando al contexto europeo, Yves Junot nos enseña las posibilidades que existieron de haber utilizado argumentos mercantiles para poner fin a la rebelión de las Provincias Unidad del norte de los Países Bajos españoles; y Gaetano Sabatini nos habla de nuevos planteamientos comerciales en las propuestas de Carlo Tapia. El segundo bloque, un total de siete, concierne a aspectos políticos. Siguiendo dentro del ámbito del norte de Europa, Violet Soen estudia cómo no se apostó por una clemencia reconciliadora que paliara los castigos ejemplares en la revuelta de los Países Bajos. Andrea Vanni investiga sobre un caso concreto, la trayectoria de Gian Pietro Carafa en la corte del emperador Carlos V. Manuel Lomas nos relata las características del oficial de galeras ideal. Óscar Mazín nos pone en relación el traspaso de estrategias entre los distintos centros de la Monarquía, tomando como ejemplos los virreinatos americanos. Yovanna Celaya pone de relieve las preeminencias en el gobierno y sus difíciles equilibrios, y Lluís Guía investiga cómo la casa de Saboya recopiló las leyes del periodo de dominio aragonés sobre Cerdeña. La virtud, en definitiva, no garantizaba cambiar el mundo, pero sí se intentó reorientar la moral para mejorarlo.