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{Reseña} Ignacio Díaz de la Serna: El planisferio de Morgius Cancri

Fecha:
23/06/2018
Admito que no conocía a Ignacio Díaz de la Serna hasta que me topé con este libro de título irresistible: El planisferio de Morgius Cancri. Como comprenderán, con ese nombre y con la información de la contracubierta («discreto homenaje a la literatura borgiana»), no he tenido más remedio que lanzarme a su lectura, que ha resultado todavía más placentera de lo que esperaba.

Díaz de la Serna ha configurado un artefacto literario extraordinario por su ambición y eclecticismo: una enciclopedia inventada de saberes inútiles presentada como entradas en orden alfabético y que se toma como excusa para introducirnos en un mundo fabuloso, pero repleto de referencias a personales o acontecimientos históricos reales. Son 136 textos de variada extensión, desde el microrrelato de apenas un párrafo a las varias páginas en narraciones de estructura más clásica; lo que todos tienen en común es su lenguaje rico y trabajado —se intuye que los textos han sido corregidos y depurados a conciencia— que nos lleva al mundo de las fabulas y crónicas tradicionales.

Ignacio Díaz de la Serna cuenta historias, algunas partes fabulándolas y partes tomadas del acervo de lecturas variopintas. En esta Enciclopedia universal se dan noticias inverosímiles de temas esotéricos e históricos: recetas de grimorios, bestiarios, herbolarios y lapidarios mágicos, apuntes de demonología, simulacros de ensayos científicos y filosóficos, hagiografías bizantinas, vidas imaginarias, lugares imposibles, crónicas de viajeros…

Las narraciones transcurren mayormente en Francia, España, México y las difusas tierras de un Oriente mágico salido de Las mil y una noches. Humor, mucho humor hay en estas páginas, obras maestras de la parodia y el pastiche literario.

Ahmed al-Razi

Conquistó la ciudad de Serfes, ubicada en el borde oriental del reino de Alip Dalmach. La gobernó con mano despiadada en calidad de tirano.

De las rebeliones que pretendieron desbancarlo del gobierno, ninguna tuvo éxito. Zaila, su madre, alentó la última. Conspiró con algunos miembros de la guardia palaciega, quienes al final la delataron.

Una vez apresada, el tirano resolvió que su madre moriría de manera ejemplar.

Ordenó que le cortaran la nariz, la desollaran, y esparcieran sal por todo su cuerpo. Zaila murió maldiciendo a su hijo mientras la devoraban, aún viva, unos cerdos salvajes.

La crueldad de al-Razi era tan inmensa como su afición a los amoríos volátiles.

Cuando ansiaba las caricias de un joven tímido, y éste se resistía, lo invitaba a escuchar música en un aposento de su palacio donde previamente había colocado ramos de caléndula silvestre y encendido una lámpara con gordura de gato paúl.

El joven, antes indeciso, cedía de inmediato.

Arbusto aún sin clasificar

Crece bajo los álamos de Durudni, en Tayikistán. No produce flor ni fruto; sólo tiene quince raíces largas y gruesas. Si logran hundirse lo suficiente, atraen hacia sí oro, plata, bronce, piedras preciosas, cualquier plástico flexible y todo lo demás, excepto el ámbar.

Cuando se toma de dichas raíces la medida exacta de un codo, el pedazo es capaz de atraer a corderos, cabras y otros animales de mayor tamaño. Y una vez que los atrae, los paraliza.

No hay que ser un genio para comprender por qué este arbusto (que los lugareños llaman imanto desde hace siglos) es el arma preferida de los cazadores que deambulan en los bosques de aquel país.

Lem-i-Daqud

Con su plaza verde, con sus leprosos que susurran cosas incomprensibles al amanecer, con sus balcones recibiendo día y noche el calor sofocante que viene del desierto llamado Mar Arenosa, esta ciudad, en efecto, no existe aún, pero pronto existirá.

Sahumerio de Tel Keisán

Fue obra de un mago taborita que vivió en el reino del mismo nombre. Sirve para que las personas reunidas en un aposento desaparezcan.

Se modelan semillas de birón meteoro semejantes a las semillas del limón. Después se consigue estiércol de vaca cuando no críe ternerillo. Se pone a secar al sol hasta quedar compacto y se enciende un fuego con esa boñiga donde se arrojan los granos poco a poco.

De esta formas tendrá el recreo esperado, con tal de que las ventanas y puertas del recinto estén herméticamente cerradas.

Las influencias de El planisferio de Morgius Cancri —aparte de la torrencial imaginación de Díaz de la Serna—son múltiples: Historias curiosas, de Claudio Eliano, Historia de Heródoto, libros de exempla medievales, Lapidario de Alfonso X el Sabio, Silva curiosa de historias de Pedro Mexía, Jardín de flores curiosas, de Antonio de Torquemada, Las mil y una noches, Diccionario Infernal de Collin de Plancy, Vidas imaginarias de Marcel Schwob, Bestiario de Arreola, Historia universal de la infamia y Libro de los seres imaginarios de Borges, Las ciudades invisibles de Italo Calvino, Botánica oculta de Juan Perucho, Tertulia de boticas prodigiosas de Álvaro Cunqueiro… Cito a Perucho y Cunqueiro (que incluso aparece en una entrada) porque el autor mexicano ha vivido en Madrid donde, a buen seguro, leyó a estos originales escritores españoles con los que comparte su visión mítica de la literatura.

Libro deslumbrante, extraño y tremendamente imaginativo, El planisferio de Morgius Cancri es un excelente volumen que no defraudará a los lectores de misceláneas y de minificción. Totalmente Recomendable.

Puntuación: 5 (de 5)
Fondo de Cultura Económica (2014)
Colección: Letras Mexicanas
255 págs.

Al ser y no, a la vez, una enciclopedia universal, El planisferio de Morgius Cancri es una obra original y desconcertante. En una aparente contradicción, este libro nos despliega a través de 136 entradas, organizadas alfabéticamente, heterogéneas historias de personajes reales o fantásticos, que tal vez existieron o tal vez son producto de la fructífera imaginación de su autor. Pero, ya sea bajo la forma de un planisferio o de una Máquina de Fabular ‒el lector juzgará‒, estas páginas contienen la geografía de todo lo posible y ellas mismas crean un singular y peculiar universo. (Sinopsis de la editorial)

Ignacio Díaz de la Serna (Ciudad de México), escritor y académico en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (CISAN-UNAM). Realizó estudios de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Es doctor en filosofía por la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. En 1989 fue galardonado con el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer. Entre sus publicaciones se encuentran Humos y dispersos (1989), Los bufones celestiales (1994), Georges Bataille: Poemas (1995), Del desorden de Dios (1997), Georges Bataille: la oscuridad no miente (2002), Príncipe de Ligne: extravíos o mis ideas al vuelo (2004), Los acordes esféricos (2005) y Franklin y Jefferson: entre dos revoluciones. Inicios de la política internacional estadunidense (2009). Junto con Philippe Ollé-Laprune editó Para leer a Georges Bataille (FCE, 2012).

Fuente:
https://librosdecibola.wordpress.com/2018/06/23/resena-ignacio-diaz-de-la-serna-el-planisferio-de-morgius-cancri-fce/

Acerca del autor:
José Luis Rodríguez
Libros de Cíbola

Acerca del libro:
El planisferio de Morgius Cancri
Ignacio Díaz de la Serna