Fecha:
10/07/2020
Diego Ameixeiras y yo compartimos nuestra admiración, nuestra efusión, nuestra sincera pasión por David Goodis. Además, coincidimos en la forma de llegar hasta él. Un día leímos una novela suya y nos hicimos yonquis de su prosa, de sus personajes, de sus escenarios, incluso de su propia biografía. A partir de ahí, descubrimos que el resto de sus novelas estaban descatalogadas y tuvimos que conseguirlas en tiendas de segunda mano a un precio sorprendentemente barato, ya que Goodis, sorprendentemente para los dos, no era un escritor muy demandado.
El resto de novelas, lejos de decepcionarnos, fueron engrandeciendo la percepción que ambos fuimos teniendo de la figura de Goodis como escritor y del misterio que impera sobre la vida que finalmente decidió llevar. Lo que nos queda de David Goodis son sus novelas, la biografía del periodista Philippe Garnier Goodis: A Life in Black and White (publicada en 1984 en francés y traducida solo al inglés en 2013) y un montón de preguntas sin respuestas, así como testimonios demasiado contradictorios de familiares, conocidos y personas que tuvieron que ver profesionalmente con el escritor. Nos encontramos ante un tipo camaleónico, con una especie de leyenda negra pendiendo sobre toda su trayectoria que proyecta una imagen de escritor maldito sospechosamente parecida a como a él le habría gustado, según atestiguan algunas personas que lo conocieron bien. Por si fuera poco, murió relativamente joven, algo que no puede faltar para completar la leyenda negra de cualquier celebridad que se precie.
A Diego Ameixeiras lo conocí un año en la Semana Negra de Gijón y empecé a leer sus textos. A mí me parecía que escribía demasiado rápido, pero sin embargo su escritura me hizo pensar que ahí había un escritor en ciernes que podría llegar a ser un tipo con voz propia, algo que llega a través de varias novelas, hasta el clímax que supone La crueldad de abril, una puta maravilla, dicho en cristiano.
La noche del Caimán es una novela negra breve, con frases y escenas contundentes, con trazas de guion, pero con forma de novela, lo que significa austeridad de lenguaje, pero con mando del escritor, mando del que adolece el guionista. Es una novela preciosa, puesto que es un homenaje al género negro en general y a David Goodis en particular. Una novela que empieza con la descripción de uno de los chutes de Selma, a lo Burroughs, y que continúa con escenarios y personajes a lo Ameixeiras, como no podía ser de otra forma, con constantes referencias a películas y a novelas y escritores de género negro, la mayoría existentes, pero otros inventados en una especie de juego con el lector. Diego homenajea también a aquellos escritores todo terreno que escribían y escribían novelitas de quiosco con innumerables pseudónimos, citando a Bruguera, una de las editoriales que promocionó este tipo de literatura. En este sentido, en Vicente, el escritor mayor que se retira y que asesora a Ricardo, el personaje principal, pueden reconocerse a Juan Gallardo Muñoz o Francisco González Ledesma, que fueron respectivamente en su día Curtis Garland y Silver Kane.
Pero La noche del Caimán no es solo homenajes, es sobre todo la historia de Ricardo, un escritor prometedor al que su editor intenta llevar por caminos comerciales y que sin embargo él se obstina, y Vicente así se lo aconseja, en escribir la novela que él quiere, una novela que tiene que ver bastante con perdedores, con Filadelfia y con David Goodis. Selma y Ricardo terminan por abandonar su Galicia natal para acabar en la Filadelfia de Goodis. Y supongo que aquí, Diego ha disfrutado bastante al escribir sobre sus calles, como hace décadas lo hizo el maestro Goodis.
Diego Ameixeiras recibió el premio del director de la Semana Negra de Gijón porque le gustó mucho la novela que se presentaba allí en 2011: Dime algo sucio. Supongo que algo así dicho por Paco Ignacio Taibo II, con el gran bagaje que lleva a sus espaldas, tuvo que ser un chute para la autoestima de Diego.
Lean La noche del Caimán, pero lean también La crueldad de abril y el resto de novelas de Diego. No esperen tramas complicadas ni detectives deductivos ni policías que investigan casos complicados. Encontrarán en ellas mucho realismo, mucha crítica social y un valioso muestrario de antihéroes y perdedores, como en las novelas del maestro Goodis. Y sobre todo encontrarán en sus novelas un filón que creo que aún está por descubrir para el gran público: la forma en que Diego cuenta las cosas. Un estilo personal muy reconocible y que engancha.
Bienvenidos, yonquis de Goodis. Bienvenidos, yonquis de Ameixeiras.
Fuente:
https://www.moonmagazine.info/la-noche-del-caiman-goodis-ameixeiras/