Fecha:
03/08/2018
Colonia. Am Hof
Tiempo del corazón, los
soñadores representan
la cifra de medianoche.
Alguno habló en el silencio, alguno callo,
alguno se fue por su camino.
Proscripto y Perdido,
en casa.
Ay, catedrales.
Ay, catedrales no vistas,
ay, aguas no escuchadas,
ay, relojes bien adentro de nosotros.
-Paul Celan.
Creo que fue hace ya un tiempo, cuando renuncie a hablar, o más bien, a escribir algo sobre los libros que leía, a decir de qué iban o qué maravillas se encontraba en ellos. Desde entonces mis recomendaciones sólo se atreven a alcanzar a mis más cercanos y van acompañadas siempre de la lectura de algún fragmento del libro en cuestión o de un «tienes que leerlo», a lo que poco más puedo añadir, puesto que en verdad, es eso todo lo que tengo y puedo decir. Ya lo decía Bachmann: todo lo que podemos decir de una obra es siempre mucho más débil que la obra1.
Sin embargo, en este caso me atrevo a hacer una excepción porque siento la necesidad. Hacia tiempo, desde que leí Malina con su “podríamos decir que toda la postura del hombre frente a la mujer es enfermiza, y enfermiza de un modo muy peculiar, al punto de que ya nunca podrá liberarse a los hombres de sus enfermedades”2, que no sentía unas palabras y unos sentimientos tan cercanos como los que se muestran en la correspondencia entre Bachmann y Celan. Intenté entonces escribir sobre Malina, es decir, sobre Ingeborg, sin embargo todo lo que podía decir al respecto me parecía vano e incluso innecesario puesto que la vivencia de su lectura deja prácticamente en ridículo el intento de articular en palabras esta experiencia. Mi fascinación por la autora no viene de ahora y aunque peco de haber leído demasiado poco a Celan, no puede contenerme ante la idea de descubrir un poco más sobre la misteriosa, sí, misteriosa, Ingeborg Bachmann. Así, he descubierto gratamente que lo que veía como misterio no es tal, si no que lo que hay, las palabras y las ausencias que muestra me son bastante conocidas, y creo, alcanzo a comprenderlas mejor de lo que cabría esperar.
“Estuve algunas veces a punto de decidir en contra de mí misma, y es posible que siempre tenga que volver a elegir entre mí y algo muy claro que siempre ha estado conmigo, entre una persona que no quiere complicaciones, que busca la comodidad, que es frívola y muchas cosas más, y lo otro, aquello de lo cual y por medio de lo cual vivo realmente, y de lo que en definitiva —no puedo sino decirlo de esta manera banal— no me apartaré por nada del mundo”3.
La relación entre Celan y Bachmann fue una relación marcada por el signo de las palabras y sobre todo, de los silencios. La poesía del uno parece invocar al otro y el antiguo medio postal como herramienta de comunicación no dejo de causar largos y temibles malentendidos entre ambos y las personas que les rodeaban, que indiscutiblemente se veían igualmente afectadas.
“Callé tanto tiempo y sin embargo pensé tanto en ti, porque en una época en la que lo único que hubiera podido escribirte era una carta que no dijera lo que realmente estaba pasando, el silencio me pareció más honesto”4.
Bachmann, austríaca de nacimiento y filosofa de formación y el poeta judío Paul Celan se conocieron en Viena durante el verano de 1948, cuando este se trasladaba hacia París, donde viviría desde aquel momento hasta su muerte. La historia entre los dos poetas esta plagada de silencios, malentendidos y palabras insuficientes, sin embargo, permaneció una unión más fuerte y más profunda que el tiempo en silencio, que las rupturas y que las palabras hirientes, que los miedos y las tristezas, que todos los sentimientos que podemos experimentar ante la soledad del otro que interpela a la propia y que muchas veces no tiene nada que decir. Si hay algo que me ha fascinado de la correspondencia entre Celan y Bachmann es la claridad en las palabras y los mensajes de esta, su sinceridad y su cariño, la capacidad de enfrentarse al miedo “tuve todavía unos días difíciles, con muchas dudas, desesperaciones, pero con los miedos sólo se puede llevarlos a la realidad y resolverlos allí, no en el pensamiento”5, es capaz, como le dice a Celan, de apostarlo todo a una carta y perder. Lo que más me ha fascinado, sin duda, es esa voz femenina profundamente impertinente y directa que ya conocía por Malina, es esa misma voz la que escribe la carta que no llega a enviar a Paul Celan un 27 de septiembre de 1961, una carta abrumadora por la franqueza con la que se dirige al poeta, con la que le habla: parece que le conoce mejor que de lo que se conoce el mismo.
Me quedo con la sinceridad, el cariño y la impertinencia de Ingeborg, con su franqueza, y también con el lazo que les unió, con la comprensión que he desplegado en mi interior y con la sensibilidad.
Ingeborg Bachmann, Viena, 27 de junio de 1951.
«¿Por qué ya no sientes que todavía quiero estar contigo, con mi corazón loco y caótico y contradictorio, que de vez en cuando sigue trabajando contra ti? Lentamente empiezo a comprender por qué me he defendido tanto de ti, por qué tal vez nunca deje de hacerlo. Te amo y no quiero amarte, es demasiado y es demasiado duro; pero te amo por encima de todo. Te lo digo hoy, aun a riesgo de que ya no lo escuches o no quieras escucharlo»6.
Paul Celan, Levallois, 7 de julio de 1951.
«Allí donde creíamos estar parados, Inge, los pensamientos hablan en favor de los corazones, pero no al revés»7.
1 BACHMANN, I.: Problemas de la literatura contemporánea. Conferencias de Francfort. ed. Tecnos, Madrid, 1990.
2 BACHMANN, I.: Malina, ed. Akal, Madrid, 2003. El fragmento del que hablo lo recomiendo fervientemente, se extiende desde la página 272 hasta la 277.
3 BACHMANN, I., CELAN, P.: Tiempo del corazón. Correspondencia. ed. Fondo de Cultura Económica, 2012. Pág. 36.
4 BACHMANN, I., CELAN, P.: Tiempo del corazón. Correspondencia. ed. Fondo de Cultura Económica, 2012. Pág. 111.
5 BACHMANN, I., CELAN, P.: Tiempo del corazón. Correspondencia. ed. Fondo de Cultura Económica, 2012. Pág. 112.
6 BACHMANN, I., CELAN, P.: Tiempo del corazón. Correspondencia. ed. Fondo de Cultura Económica, 2012. Pág. 30.
7 BACHMANN, I., CELAN, P.: Tiempo del corazón. Correspondencia. ed. Fondo de Cultura Económica, 2012. Pág. 32.
Fuente:
https://lessophilles.wixsite.com/website/single-post/2018/08/03/Tiempo-del-coraz%C3%B3n-Ingeborg-Bachmann-y-Paul-Celan