Fecha:
19/07/2017
Los siglos de la Edad Moderna fueron testigos de transformaciones políticas que culminaron en la época de las revoluciones y en el tránsito al mundo contemporáneo. En este contexto, el presente libro tiene el objetivo, tal y como se nos dice en el prólogo del mismo, de estudiar las repúblicas modernas apartándose de la historia de las ideas y desde los postulados de la historia política y del análisis de casos concretos. Abarca un ámbito territorial que va desde las repúblicas italianas (Venecia, Génova, Lucca o Ragusa) a las Provincias Unidas, la Confederación Helvética o Valaquia. Hace además hincapié en cómo, en los dominios del rey católico, se dieron frecuentes casos de republicanismo, no como deficiencias de la organización monárquica sino como resultado de una concepción política totalmente contrapuesta al centralismo francés. El libro se estructura en cinco secciones, precedidas de un prólogo escrito por Giovanni Levi, y una introducción, obra del editor, y con un índice onomástico, toponímico y de términos históricos al final. La primera sección aborda los aspectos conceptuales de los términos república y republicanismo; la segunda, la diferenciación entre imperios y repúblicas, con especial atención a la Monarquía hispánica; la tercera analiza el papel de las repúblicas en una Europa de príncipes; la cuarta trata la cuestión de los conflictos religiosos y de la tolerancia; la quinta y última está dedicada al papel comercial y financiero que jugaron las repúblicas en lo que algunos historiadores como Serge Gruzinski han denominado la primera globalización. En total, diecinueve trabajos de investigación, realizados por historiadores de cinco países distintos (España, Italia, Alemania, Austria y Holanda), y con la importante novedad de la incorporación de trabajos procedentes de la historiografía alemana, lo que no es muy habitual en compilaciones publicadas en España. Repúblicas y monarquías compartían una misma estructura social y, además, el fortalecimiento de la autoridad real dependía, en muchos casos, de la estrecha relación con las repúblicas urbanas, tanto dentro como fuera de sus territorios, ya que dependían, frecuentemente, de sus recursos financieros, navales, de circulación de información, etc., para poder mantener las guerras y las comunicaciones entre sus diversos dominios. La principal conclusión que podemos extraer de este volumen es que, ni confrontando monarquías y repúblicas, ni definiendo de una forma única el concepto de republicanismo o de ideología republicana, podemos acercarnos adecuadamente a la gran heterogeneidad de los modelos estatales que fueron ensayados durante el Antiguo Régimen y que constituyen la base de nuestros estados actuales.