Fecha:
07/01/2023
La escritora y periodista peruana Fietta Jarque novela la vida impregnada de un feminismo transformador de Aline Chazal Tristán, madre de Gauguin.
Madame Gauguin no es una biografía. Es la historia extraordinariamente literaria de una mujer real, Aline Chazal Tristán (1825-1867), madre de Paul Gauguin e hija de la feminista Flora Tristán. La cuenta la escritora y periodista Fietta Jarque en un libro que es una anomalía, pues, aunque sale publicado en nuestra época de revisionismo y combatividad estética —nunca hay uno de más—, su feminismo no alecciona, está tan naturalizado en el relato que para el lector resultará genuinamente transformador.
Aline Gauguin no fue una activista precomunista como su madre, ni estuvo dotada para las artes como su hijo. Pero, por lo que nos cuenta la autora a partir de las incontables lecturas e investigaciones que le han servido para construir su retrato, supo equilibrar lo decorativo y lo real de la vida como si fuera una auténtica artista. Aline fue un intermedio, siempre en segundo plano. La curiosidad y el coraje nunca le fallaron. A través de diferentes voces, se nos explica que no estuvo suficientemente atendida por su madre y que fue objeto de abuso y maltrato sexual por su padre. También que cosía “dechados de virtudes” (una expresión que usamos para referirnos a alguien intachable en su conducta, sobre todo si es femenina), que son esos bordados en punto de cruz con abecedarios, números, dibujos y el nombre de la autora, y que en el siglo XIX eran un testimonio de rutina y docilidad. En este caso, cada puntada era algo más inquietante, el desahogo de sus ansias y dolor, hasta el punto de la autoflagelación: “Te clavo, madre. Te clavo y te retrato. Con mi aguja de plata. Ella me guía. Mi aguja de plata. Ella me despierta, me sacude, me calma y también me exige. Mi aguja de plata me empuja. Chispazos que crispan todos mis nervios. Bórdala, aprisiónala en esta tela, me dice. Hazlo ahora mismo. Y me pincha una y otra vez”, leemos con una fuerza descriptiva que pocas veces abandona a su autora.
A lo largo del libro sabremos de la sutilmente expansiva personalidad deMadame Gauguin, rodeada en diferentes momentos de su vida, en Lima, Orleans y París, por influyentes círculos de políticos y artistas. Es una viuda joven y hermosa que tiene que sacar adelante a sus dos pequeños en una sociedad peruana que la observa con curiosidad o suspicacia. También es una mujer que goza y desea. Tiene amantes livianos y aficiones serias. Su interés por el arte popular, por los textiles de Paracas y los huacos, esas fascinantes cerámicas incas (auténticos retratos en tres dimensiones), son la evocación más tónica de sus raíces, lejos de los matices de la niebla de París. Le conectan con los deseos utópicos de su madre, con el verdadero amor —por el coleccionista parisiense Gustave Arosa—, y además funcionan narrativamente como el Rosebud del mundo simbolista, rebosante de memoria cultural, que desplegará su hijo Paul en cuadros y esculturas.
La única objeción a esta novela es que mantiene al lector en las periferias narrativas (testimonios de actas, fragmentos de libros, cartas) y no en una única voz omnisciente que facilitaría la lectura. Pero un impedimento también puede ser ventajoso: el cuadro/texto final se nos figura tardíamente impresionista, meditabundo, como la obra de Gauguin, agente de Bolsa y pintor de domingos, pésimo marido y aún peor padre, abusador de niñas (en Tahití y las Marquesas) y, sin embargo, gran escritor y uno de los artistas más influyentes de finales del XIX. De todo eso no habla Madame Gauguin, pero sí del sofocante ascetismo de lo trivial, aquello que Betty Friedan llamó “la mística de la feminidad”.
Madame Gauguin
Autora: Fietta Jarque.
Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2022.
Formato: tapa blanda (280 páginas, 13.50 euros).
Fuente: https://elpais.com/babelia/2023-01-07/madame-gauguin-entre-lo-trivial-y-lo-mistico.html